El camino más certero para ser mejor es que seas por convicción un APRENDIZ PERMANENTE.
Nuestra capacidad de avanzar, crecer, trascender está directamente relacionada con nuestra capacidad de reconocer que hay muchas cosas que no sabemos, que tenemos un universo completo por conocer, que las cosas que sabemos hacen parte de un pequeño espacio comparado con las cosas que aún no conocemos, podemos entonces afirmar que nuestra capacidad de decir “NO SE” con liviandad, nos lleva indefectiblemente a dos contextos: conectarnos con nuestra esencia de humildad y crear el espacio de vacío necesario para APRENDER.
¿Ahora bien que es aprender? Aprender está definido como la capacidad de adquirir conocimientos, habilidades, valores y actitudes, mediante el estudio, la enseñanza o la experiencia.
Nuestro cuerpo está preparado durante años y años de evolución para procesar información, transformarla y diseñarla en sabiduría.
La información en sí misma permanece en tu cerebro de manera temporal, esta es transformada en conocimiento a través de la experiencia y la emoción, y en sabiduría mediante la practica sostenible de este conocimiento. Dado esto, el aprendizaje entonces no es más que la experiencia vivida, la palabra sentida y la entrega amorosa.
Cada experiencia es sustancia de aprendizaje, cada conversación, cada acción. Tú aprendes cuando compartes, cuando escuchas, cuando te emocionas. No solo aprendes cuando lees, cuando vas al colegio, cuando asistes a clases de universidad. El aprendizaje está contenido día a día, en cada instante de tu existencia. Desde esta perspectiva entonces ¿existe el fracaso? NO. TODO ES APRENDIZAJE. El camino más certero para ser mejor es que seas por convicción un APRENDIZ PERMANENTE. ¿Cómo? Qué tal si observas al otro como un maestro, que tal si te das cuenta que de cada experiencia aprendes, que tal si escuchas las señales inmersas en cada momento, cada sensación, cada emoción, cada palabra, cada interpretación.
Escucha genuinamente, permítete nuevas experiencias, nuevas conversaciones, nuevas acciones.
Y si me equivoco: ¡APRENDO! Y si pierdo: ¡APRENDO! Y si aprendo soy mejor y vivo en salud, bienestar, en FELICIDAD.
En definitiva no existe la pérdida, porque todo es aprendizaje ¿y para que nos sirve el aprendizaje? Para ser mejores, en conclusión para ser: ¡FELICES!
¿Acaso este no es tu propósito superior?
Escrito por: Luz Mariana Olivares
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