Nos precipitamos a actuar o a concluir, porque no tenemos experiencia con nuestras emociones, nos hacen sentir incómodos y no nos tomamos el tiempo para sentir la emoción profundamente, para obtener su mensaje, mensaje que impacta de manera directa nuestra salud y por consecuencia nuestra vida.
Estamos condicionados para pensar y actuar, pero no para sentir. No tiene por qué ser así. Nuestras emociones, nuestros estados de ánimo, son estados de conciencia. Ellos pertenecen a nuestro mundo interno y privado.
Aprender a sentir es aprender a viajar en nuestro mundo interno, donde se encuentra toda la sabiduría universal.
La emoción es un fenómeno cerebral muy diferente al pensamiento y que amerita su propio estudio y enfoque. Por lo tanto, en vez de pensar que podemos controlar la emoción a través del pensamiento, necesitamos tener un acercamiento directo a las emociones, si deseamos tener acceso a la información que ellas contienen.
El primer paso para vivir inteligentemente es reconocer que las emociones tienen una base biológica, que siempre nos acompañaran en nuestro camino de vida; sentirlas y expresarlas es de absoluta necesidad ya que los estados de enfermedad se gestan en nuestro cuerpo dada nuestra propia ignorancia al reprimir información emocional creadora de salud.
La buena noticia es…
¡Eres creador de tu salud!
¿Te atreves?
-Escrito por Luz Mariana Olivares
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